Reseña de "El Milésimo Brazo del Mekong": la serie acaba la década con fuerza
El blog vuelve hoy de sus vacaciones para cerrar el año con un artículo que llega justo a tiempo para Reyes: nuestra reseña de "El Milésimo Brazo del Mekong". La semana que viene recuperaremos el ritmo habitual con un recopilatorio de las últimas novedades de Blake y Mortimer. ¡Gracias por leernos y feliz final de año y década!
El pasado 22 de noviembre salió a la venta "El Milésimo Brazo del Mekong", el segundo tomo de la bilogía "El Valle de los Inmortales", escrita por Yves Sente y dibujada por Peter Van Dongen & Teun Berserik. Después de un primer tomo particularmente bueno, mis expectativas para el cierre de la aventura eran altas a nivel de guion, dibujo y color. ¿Se han cumplido?
En lo que respecta a la historia y al guion, a medias. En esta nueva entrega, algunos de los elementos que más me gustaron del primer tomo, como la ambientación en Hong Kong y el nuevo invento de Mortimer, el Skylantern, están presentes pero quedan relegados a un segundo plano. En el primer caso es comprensible, puesto que la primera parte se desarrollaba casi íntegramente en la antigua colonia británica, pero el segundo es una gran oportunidad desaprovechada: el Skylantern solo aparece en unas pocas viñetas, y un enfrentamiento con el Ala Roja, que podría haber sido una de las secuencias cumbre del álbum (en la línea de la persecución al Golden Rocket en el tomo 1 de El Secreto del Espadón), queda resuelto en apenas dos planchas. Aun así, creo que los repetidos guiños a este último álbum están generalmente bastante logrados, y creo que personajes como Nasir o elementos como el Ala Roja están bien empleados y no parecen metidos con calzador simplemente como reclamo para el lector más clásico.
Además, creo que Sente acierta y mucho con el lado más fantástico del álbum. Me parece especialmente lograda la secuencia del descubrimiento del Valle de los Inmortales, en la que el guionista incluye seres, lugares y hechos espectaculares y a la vez difícilmente explicables, siguiendo la tradición de álbumes como "El Enigma de la Atlántida" o el propio "El Misterio de la Gran Pirámide", la historia inmediatamente posterior a esta (aunque se echa en falta una conexión clara, que podría haber dado mucho juego y podría haber completado un final que queda algo descafeinado). Con todo, Sente mantiene bien el ritmo y consigue mantener al lector pegado a las páginas hasta el final con una trama variada y equilibrada, con mucha acción y a la vez un trasfondo histórico muy interesante - el origen de China como imperio.
En cuanto al dibujo, quizá es, al igual que en el primer tomo, el aspecto más destacado de esta aventura. Van Dongen y Berserik firman una portada y unas planchas excepcionales en líneas generales, aproximándose mucho al estilo de Jacobs en "El Misterio de la Gran Pirámide" (por ejemplo, en las páginas 47, 9 o 49) y mostrando un dominio claro de todos los personajes. Los decorados tienen suficiente grado de detalle y están a la altura en las secuencias de corte fantástico, como el mencionado descubrimiento del Valle de los Inmortales. El coloreado también es un éxito: Van Dongen mantiene su estilo del primer tomo, con tonos variados pero no demasiado llamativos, que encajan perfectamente con el estilo de la serie.
En suma, después de un primer tomo especialmente logrado, "El Milésimo Brazo del Mekong" cierra la bilogía con un guion ágil, variado y con grandes toques fantásticos, pero también con ciertas oportunidades desaprovechadas; y con un dibujo y un coloreado espectaculares, que auguran un buen futuro para los dos héroes creados por Edgar P. Jacobs.
La serie, sin duda, cierra la década en plena forma.
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